Extrañamente
y, pese a las recomendaciones emitidas por los concesionarios y que se
encuentran en el manual del usuario del vehículo, el mantenimiento vehicular es
cada vez menor, quizá debido a un exceso de confianza por parte del usuario en
base al rendimiento del tipo de carro que se tiene.
Se
le suman otros factores como los problemas económicos, la poca disposición e
incluso, la piratería en los centros de diagnóstico que amparan a la garantía o
luego, en los talleres mecánicos.
Ahora la pregunta es…
…¿Cómo
es posible que, siendo una gran inversión y a sabiendas que la depreciación del
vehículo se acelera cuando no se le realiza el mantenimiento debido?
Es
como dejar de calcular y pagar el adeudo vehicular o no tener el certificado de Responsabilidad Civil Vehicular o
seguro: Tarde o temprano las autoridades y/o eventualidades te pasarán factura.
Mantenimiento vehicular
Aquí
también aplica aquello de, “Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad”. Y
es que un vehículo es un poder de traslado, seguridad, respaldo, comodidad y
desempeño que sólo puede mantenerse así, sí se le da una estrecha vigilancia.
Y
ello se logra con aprendizaje. No precisamente hay que acceder a una escuela,
en especial en esta era de tutoriales por YouTube y demás redes sociales.
También
toca ver y aprender de los mecánicos o amistades que “meten mano” y hacen su
propio mantenimiento vehicular. Un tanto de dedicación práctica, además de
resultar un ahorro en contrataciones y tiempo, representará un alargue en la
vida útil y productiva de tu carro.
Tipos de mantenimiento vehicular
Los cuatro tipos principales son:
Mantenimiento correctivo
Se
realiza cuando el vehículo presenta una avería o falla, enfocándose en tratar
de reparar o reemplazar las piezas dañadas para que el auto prosiga en sus
funcionas de forma correcta. Por ejemplo, si se te rompe un caucho o se te
agota la batería, allí es requerido un mantenimiento correctivo.
Mantenimiento preventivo
Va
enfocado a corregir un probable
problema, evitando así que se ocurra y pase a mayores de cualquier manera
siempre siguiendo las recomendaciones del fabricante, en especial cuando el vehículo
aún se mantiene bajo garantía, so pena de perderla sí no se aplicare por
omisión o se aplicase de manera incorrecta, deliberadamente.
Este
tipo de mantenimiento vehicular procura que el usuario se avoque a revisar
periódicamente el estado y funcionamiento de las piezas y los sistemas del
vehículo, y cambiar o ajustar lo que sea necesario.
Por
ejemplo, cambiar el aceite y los filtros, calibrar el aire en los cauchos,
revisar los frenos, cambiar las bujías, etc.
Mantenimiento vehicular predictivo
También
aplica como forma a realizar para anticiparse a posibles fallos, mediante el
análisis de datos y señales que indican el desgaste o el deterioro de las
piezas.
Ya
es necesaria de tecnología diagnóstica en centros autorizados o talleres
verdaderamente confiables, en los cuales se apliquen técnicas como la
termografía, ecografía, análisis estructural o el estudio de vibraciones para
detectar anomalías y así tomar medidas correctivas antes de que se produzca una
avería grave.
Los
ejemplos más convencionales son la medición de la temperatura del motor, presión
del aceite, vibración de las llantas, presión o fuelle de los amortiguadores,
tiempo de frenado de los discos o embragues, etc.
Mantenimiento vehicular detectable
Este
también amerita respaldo o ayuda profesional; incluso es un enemigo silencioso
que vale la pena atacar cumpliendo los lapsos reglamentarios para realizar
chequeos generales al vehículo, cumplido cierto kilometraje o millas o, según las
condiciones de las vías por las cuales usualmente transitas. De esta forma,
estas fallas no te tomarán desprevenidos y te instarán a realizar mantenimiento
vehicular en los tiempos debidos y no esperar a que se sucedan eventos
contraproducentes.
Como
este tipo de mantenimiento se utiliza para encontrar problemas que puedan estar
ocultos o no ser evidentes, los técnicos realizarán pruebas con las piezas en
funcionamiento para así comprobar su rendimiento y eficiencia.
Por
ejemplo, harán una prueba de emisiones (buscando constatar que no haya grietas
y/o mezcolanza de fluidos en el motor), una prueba de frenado en situaciones
forzadas (velocidad, subidas y bajadas) o una prueba de alineación y balanceo
de cauchos y tren delantero, entre otras.