La importación de cosas es una
actividad económica que consiste en traer bienes o servicios de un país
extranjero para venderlos o consumirlos en el propio.
Entre sus principales beneficios destaca la ampliación de la oferta y la variedad de productos, la reducción en los costos de producción; efectiva para estimular la competencia y la innovación; y ha facilitado en todos los países el acceso a tecnologías y conocimientos diversos.
Si no hubiese importación de cosas,
el mundo sería muy diferente. Grupos de catedráticos en economía han realizado diversas
simulaciones y además, tomado el ejemplo de los países dictatoriales o
gregarios que han aplicado medidas limitantes o de cierre y por ende, han dado
muestras fehacientes de consecuencias por la falta de importación, destacando:
Escasez de productos
Muchos países dependen de las
importaciones para satisfacer su demanda interna de bienes que no producen o
que lo hacen en cantidades insuficientes. Sin importación, habría faltantes de
productos esenciales como alimentos, medicinas, combustibles, materias primas,
insumos industriales, etc.
Esto afectaría la calidad de vida,
la salud y el bienestar de la población.
Aumento de precios
La falta de importación también
provocaría un aumento de los precios de los productos disponibles, debido a la
menor oferta y la mayor demanda. Por ejemplo, la importación de coches ha permitido que el parque automotor se
mantenga estable y los costos internacionales y financiamientos, se equipares u
homologuen.
Sí ella se parara o se limitara,
cada vehículo duplicaría su costo debido a los métodos paralelos a los que
tendría que recurrirse para poder obtenerlos.
Por ende, la no importación
generaría inflación, pérdida de poder adquisitivo, desigualdad y pobreza.
Disminución de la producción
Sin importación, un gran sector del
parque industrial interno se vería afectado por la falta de insumos,
maquinarias, equipos, repuestos, etc., necesarios para operar.
Ello reduciría su capacidad
productiva, competitividad y rentabilidad. Además, acrecentaría la pérdida de empleos,
que devendrá en ingresos familiares y, por ende, en sus oportunidades de
desarrollo socioeconómico.
Aislamiento y rezago
La falta de importación también
implicaría una menor integración y cooperación con el resto del mundo. Los
países se quedarían sin acceso a las nuevas tecnologías y los repuestos o
mejoras a las ya existentes; se limitarían los conocimientos, innovaciones y/o tendencias
globales.
Esto ha hecho a los países que han
aplicado dichas medidas autoritarias y coercitivas, mucho más vulnerables,
dependientes y atrasados.
Qué sucedería en tu país sí no hubiese exportación
La exportación de todo tipo de
artículos –necesarios y/o necesidades impuestas o novedades- es una actividad
económica que consiste en vender bienes o servicios a un país extranjero.
Sus efectos en el país exportador y
en el mundo, resultan tanto positivos como negativos, aunque a primera vista,
los negativos no llegan a resentirse, pero son constantes e incidentes, en especial
con el área impositiva, ecológica y cultural.
Entre las ya comprobadas consecuencias
de la falta de exportación son (también estudiadas en países que se han aislado
intencionalmente), se encuentran:
Disminución de los ingresos
Derivado de la no venta de sus
productos excedentes, insignes o recurrentes al exterior, lo que empeora la
balanza comercial y la situación financiera del país.
Además, la falta de exportación
desestimularía tanto a la producción, el empleo, la inversión y el crecimiento
económico, científico, académico y cultural.
Pérdida de competitividad
Resultante del aislamiento
consecuencial de las empresas ante la competencia internacional, lo que es hace
perder calidad, eficiencia, innovación y adaptación a las demandas del mercado.
Esto les quitaría ventajas
competitivas y las haría más vulnerables a sus rivales, llevándoles a la ruina
y con ella, arrastrará a sus empleados directos, indirectos y a la imagen del
país.
Concentración de mercados
La falta de exportación limitaría a
las empresas a su mercado interno, reduciendo su cartera de clientes,
aumentando su dependencia de la demanda interna y desaprovechando las
oportunidades de negocio en el extranjero.
Se hace claro que esto acarreará el
aumento en los riesgos y disminuiría su
rentabilidad. Los mercados emergentes no existirán y se detendrá cualquier
intento de ampliación, sea que ya haya arrancado, esté por arrancar o sea nada
más un proyecto.
Disminución de los precios
Sin exportación habría como
resultante una afianzada disminución de los precios internos de los productos
que se producen en exceso, debido a la menor demanda y al exceso de oferta.
Ello afectará negativamente a la
renta, al beneficio y a la sostenibilidad de los productores, que buscarán
otros rubros. El sector más afectado y con consecuencias nacionales, es el
alimenticio, seguido por el farmacéutico y de textiles.
Desperdicio de recursos
Sí uno o más países se cierran a
las exportaciones, detonarán un desperdicio de recursos naturales, humanos y
tecnológicos para el país que los produce, si no se ajusta a la demanda
interna. Esto podría generar problemas ambientales, sociales y de desarrollo.
Y recordemos que el país
exportador, no precisamente le da buen uso interno, siendo una fábula urbana el
que todos los productos producidos en el país, beneficiarán a sus ciudadanos y
no requerirán nada del mundo.
Ello es una burda manipulación social,
enmarcada en un falso nacionalismo.