Varios Temas: OFICIALISTAS Y OPOSITORES

Artículo dedicado a oficialistas y opositores de Venezuela; pero, a como se ve la realidad, no dista del sentir y el hacer en cada país del continente, en especial en época electoral.

oficialistas y opositores

Los oficialistas y opositores están en pleno despliegue de sus “tácticas” en las redes sociales, así como en las calles.

Aquellos más “light”, generan contenido, algunos muy burdos, pueriles y ofensivos y otros, con el respaldo de datos, experiencias, sentimientos y la picardía del venezolano.

Quienes los hacen de tal o cual forma, toca evaluarlo por cada quien, incluso cuando se presuma.

La batalla en las redes sociales está netamente inspirada por la magistral campaña electoral de Javier Milei en Argentina, donde supo generar contenidos propios que sirvieran como referente para el análisis, contraste, sentir, disentir y aumento de propios y extraños.

En cambio, la batalla de redes sociales en Venezuela entre oficialistas y opositores tiene a varios ministerios y salas de “edición y montaje” de dudosa calidad, generando tendencias y contenidos en el cual los adeptos lo hacen suyo propio o al menos eso aparentan. Una variante de Mass Media, por igual de perniciosa.

Pero muchos de un bando están esperanzados, tranquilos y trabajando en el blindaje de las votaciones, que en Venezuela dicen tener el formato más avanzado del mundo y los resultados siempre son tardíos y molestos para alguien, incluso en la forma cómo son presentados al público.

Hay otra forma de batalla: en las calles. Aquí ya la cochina tuerce el rabo, porque hasta las risas e ironías, ácidas o no que hay en redes sociales, pasan al plano real.

Están los más humildes que buscan cómo conciliar con la contraparte, incluso no tocando el tema. Otros, usan el grito, la grosería y el dato errado, molesto y sin sentido para responder, especialmente cuando se ven dolidos por la realidad.

Pero lo peor que se sucede entre oficialistas y opositores es cuando llegan algunos con un supuesto poder a golpear, abusar de la propiedad privada, vejar, intimidar con fuerza física, armada o agavillamientos e incluso aparecen las fuerzas del Estado a cumplir órdenes ilegales, siendo la mayoría de los funcionarios víctimas de seguir lineamientos que no les gustan y otros, con el placer de hacer daño a flor de piel, en especial cuando les dan la oportunidad y les amparan (alcahuetean).

Esa lucha entre ciudadanos oficialistas y opositores, que no es rivalidad sino odio; que muestra a algunos encasillados en lo mismo y otros con ganas de equilibrar las cosas y no ver más de lo mismo, es alentada por los políticos de ambos bandos.

Hay varios temas que alebrestan pero hay más que nos deberían hacer coincidir para una Venezuela menos desigual: Salud de primera, las tres comidas, opción a vivienda, ladrones presos, servicios públicos que funcionen y se paguen precios justos, impuestos más focalizados, menos gente haciendo nada con cargos que sólo les aumentan la soberbia y posibilidades de una mejor competencia entre creadores de productos, sólo con el apoyo del Estado para evitar monopolios o que se obligue a las personas a adquirir algo que no quieren, para adquirir algo que sí quieren.

Ese es el beneficio que oficialistas y opositores deberían tener, pero que hasta ahora el sistema no permite como base para un país menos estresante, triste y lleno de falsas apariencias.

Para que se logre, se debe salir del mismo patrón de ideas y buscar las nuevas, incluso pasando por momentos radicales que hagan un verdadero borrón y cuenta nueva, donde los buenos entre oficialistas y opositores queden al mando y en el día a día tranquilos, y los malos entre oficialistas y opositores, paguen justamente ante la ley por sus delitos.

La verdadera purga que oficialistas y opositores ameritan, es que les saquen a aquellos que distorsionan sus ideales, para que se den cuenta que los puntos coincidentes engranan y pueden ser corregidos, aumentados y el país sea agradable, con expresiones, sentimientos y acciones gratas, enriquecedoras y repletas de esperanza.

No queremos la patria de Los Cariñositos, pero sí la que los Próceres y las miles de personas buenas y significativas para la construcción de la misma en las diversas áreas del saber, soñaron y a la cual le echaron ganas.

Todos, oficialistas y opositores, valemos mucho más que aquellos que son puro blá blá blá y a la hora de la chiquita, han hecho todo lo malo que decían.

Entonces hay que cambiar, dejar de creerse infalibles, escuchar al país y hacer lo que los políticos menos quieren: tratar a los habitantes del país como ciudadanos y no como pueblo.

¿La diferencia?, pues que al tratar a todos como ciudadanos se le cumplen todos sus derechos fundamentales para que se establezcan y crezcan; en camino a quienes se les trata como pueblo sólo se les da lo puntual, para que sigas allí, sin trascender, alejándolos de los pudientes y creando así la barrera social del pobre, clase media y rico que tanto daño ha creado.

Todos en Venezuela hemos demostrado ser iguales. Lo que falta es enseñar a echarle ganas para obtener con justicia y en buena lid lo que se quiere. Allí los políticos oficialistas y opositores deben crear las condiciones.

La pregunta, ¿Las han creado para todos o siguen separándonos de manera taimada?

Parece que la batalla electoral tan dispareja, dice que no están dadas las condiciones justas.

Y dejen de ver a otros países en sus fallas o aciertos, más bien hagamos lo que nos gusta a los venezolanos: Destacar en lo bueno, donde otros han fallado, para marcar la pauta.

Esa tarea es de los oficialistas y opositores de a pie, para que los políticos partidistas aprendan cómo es y ya se dejen las cursilerías y abusos de poder.

Lcdo. Argenis Serrano 

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