No, no es nada nuevo el que
existan las mentiras en Internet y que muchos finjan vidas que no tienen, sólo
para sentir autocomplacencia y/o aprovechar esa sensación de seguridad ya sea
del anonimato o la distancia.
Lo malo de dichas mentiras
es que se están transformando en una forma de manipulación política que dañan
por completo lo magnífico y esencial que es este sistema de comunicación.
Es tanta la fuerza de los
malos -porque mentir para manipular es de gente mala-, que ni Google se da
abasto para poder vencerlos, aunque gracias a la Inteligencia Artificial y a las
personas que hacen revisiones de contenido, existen líneas de defensa que todos
los que somos buenos -los que no mentimos-, debemos aupar y multiplicar.
Las mentiras para distraer
Los partidos políticos
están usando canales de información como Telegram, WhatsApp y correos
electrónicos para bajar las líneas de qué se debe decir ese día o por días,
contra quiénes van dirigidas las mentiras, incluso con la desfachatez de que es
una falsa matriz de opinión.
Todo porque sus acólitos
comparten al 100% tan deplorable manera de ser. Además de recibir las
indicaciones y sugerencias de cuáles canales usar (perfil de YouTube, cuentas
en TikTok, blogs y Facebook, además de X e Instagram), les invitan a poner de
su cosecha o “personalidad”, para captar más la atención (bailes, maquillaje,
ropa sexy o ir en moto).
Las mentiras son para
desestimar la verdad y/o realidad del país nacional y varios temas de
soberanía, necesidades y dignidad que la población exige sean atendidas. Pero es
mejor promover el pan y circo que con eso la gente se distrae de sus males, o
al menos es la idea que han querido plantar en quienes tienen debilidad de
actitud y pensamiento.
Molesta, decepciona,
preocupa y fastidia ver una y otra vez el mismo libreto lleno de falsedades con
el propósito de desvirtuar lo que hacemos y queremos las personas de bien. Y peor
es que muchas de esas personas de cualquier edad son utilizadas como peones o
carne de cañón para sus malignos propósitos.
Con lo fácil que es decir
mentiras por Internet que, de ser eliminadas apropiadamente por los censores y
supervisores de las distintas plataformas, pues las vuelven a subir con
perfiles falsos.
Además, se transforman en
una gran cofradía de mentirosos (son muchos, pero no mayoría, sólo que sus
intenciones e insistencia multiplican el mensaje malvado amparado por el poder
del dinero y de las armas); y ellos mismos se alaban con sus perfiles falsos o recién
creados con el propósito de hacer más fuerte a las malas opiniones y que los
buenos, nos desencantemos y aflojemos en nuestro buen pensar, sentir y actuar.
Pero siempre hay solución
y la misma ha surgido con lo de “dato mata relato”, “los errores subsanados se
deben perdonar sí hay real arrepentimiento”, “hay que consultar a todos los
involucrados y sacar sus propias conclusiones” y sobre todo “dudar de quien
siembra el mal o burla y que se le siente, porque posiblemente te haga lo mismo
que dice de otros”.
Esos no son refranes, son
los resúmenes de acciones reales que pueden minimizar a las falsedades y que
nos ayuden a, por lo menos, denunciar los contenidos que busquen hacer daño
(las mentiras son un daño), bloquearlos y saber que hay que buscar información veraz
y tener mente y corazón analíticos.
No te puede mentir nadie
sí con solo escucharle consigues cosas que sólo benefician a un bando y no a
toda una población. Y te dice la verdad quien busca que sus palabras jamás hagan
daño, incluso cuando haya un poco de crudeza y pragmatismo en ellas.
Ya lo dijo Homero
Simpson: “Para mentir se necesitan dos: uno que mienta y otro que crea”.

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