La
diferencia entre las fobias y un
miedo normal es que la fobia es un miedo irracional, excesivo y persistente a
un objeto o situación específica, que provoca una reacción de ansiedad y
evitación desproporcionada. El miedo normal es una emoción adaptativa que nos
alerta y nos prepara para enfrentar una amenaza real o potencial, que puede ser
superada con el tiempo y la experiencia.
Algunas de las diferencias entre las fobias y el miedo normal son:
Grado de control:
Las personas con fobia sienten que no pueden controlar su miedo ni su reacción,
mientras que las personas con miedo normal pueden regular su respuesta y actuar
de forma racional1.
Intensidad y duración:
Quienes padecen fobias experimentan un nivel de ansiedad muy alto, que puede
llegar al ataque de pánico y que se mantiene incluso después de haberse alejado
del estímulo fóbico. Las personas con miedo normal sienten una activación
moderada, que disminuye cuando la amenaza desaparece.
Interferencia en la vida:
Personas con fobias suelen evitar o escapar de las situaciones que les provocan
miedo, lo que puede limitar su funcionamiento personal, social y laboral. Las
personas con miedo normal pueden afrontar las situaciones temidas con cierta
dificultad, pero sin que afecte significativamente a su calidad de vida.
Proporcionalidad:
Quienes tienen alguna fobia, sienten un miedo desmesurado e injustificado, que
no se corresponde con el peligro real del objeto o situación. Las personas con
miedo normal sienten un miedo acorde con el riesgo o el daño que puede causar
la amenaza.
El origen:
Las fobias se suelen desarrollar a partir de una experiencia traumática, de un
aprendizaje vicario o de una información errónea. Las personas con miedo normal
suelen tener un miedo innato o aprendido por la experiencia, que tiene una
función de supervivencia.
Las fobias más comunes (en orden alfabético)
Acrofobia:
Miedo a las alturas. Las personas que la padecen pueden sentir temor no sólo en
las grandes alturas, sino también al estar en balcones, escaleras, etc.
Aerofobia:
Miedo a volar en aviones o saltos en benji, paracaídas o vuelos en parapente o helicóptero.
Puede estar asociada a otras fobias como la acrofobia, la claustrofobia o la
nictofobia. Las personas que la padecen suelen evitar viajar en avión o lo
hacen con mucho estrés y ansiedad.
Agorafobia:
Miedo a los espacios abiertos, multitudes y lugares públicos. Las personas que
la padecen evitan salir a la calle o estar en situaciones que les puedan
generar pánico o angustia.
Aracnofobia:
Miedo a las arañas. Es otra de las fobias más comunes y puede provocar
reacciones de pánico, asco o repulsión ante la presencia de estos animales.
Belonefobia:
Miedo a las agujas o a los objetos punzantes. Las personas que la padecen
suelen tener dificultades para someterse a pruebas médicas, vacunas o
inyecciones.
Carcinofobia:
Temor a padecer cáncer o a que algún ser querido lo padezca. Las personas que
la sufren suelen estar muy pendientes de su salud, buscar información sobre el
cáncer, hacerse pruebas médicas frecuentes o interpretar cualquier síntoma como
una señal de alarma, pero de manera exageradamente compulsiva y preocupante.
Claustrofobia:
Es el miedo a los espacios pequeños. Quienes sufren a esta, la más conocida de las fobias, tienden a generar ansiedad y
trastornos de pánico al estar en ascensores, túneles, metro, habitaciones
pequeñas, etc.
Colurofobia:
Temerle a los payasos. Aunque pueda parecer extraño, es una fobia bastante
frecuente, sobre todo en niños, pero que se queda hasta la adultez. Puede estar
causada por experiencias negativas con payasos, por el efecto de los medios de
comunicación o por el contraste entre la apariencia alegre y la expresión
triste de los payasos.
Demofobia:
Miedo a las muchedumbres o a las grandes concentraciones de gente. Puede estar
relacionada con la agorafobia o con la fobia social.
Fobia social:
Miedo a las situaciones sociales o a la interacción con otras personas. Las
personas que la padecen suelen sentirse inseguras, avergonzadas, juzgadas o
rechazadas por los demás. Esto les lleva a evitar o afrontar con mucha
dificultad las relaciones sociales.
Fobofobia:
“Miedo al miedo” o a desarrollar alguna fobia. Es una fobia muy curiosa y poco
conocida, que puede provocar un círculo vicioso de ansiedad y pánico. Las
personas que la padecen suelen tener miedo a perder el control, a sufrir una
crisis nerviosa o a enfrentarse a situaciones que les puedan generar fobia.
Glosofobia:
Temor a hablar en público o a expresarse oralmente. Las personas que la padecen
suelen tener problemas para comunicarse, exponer sus ideas o defender sus
opiniones. Suelen experimentar nerviosismo, tartamudeo, sudoración, palpitaciones
o sequedad de boca.
Hematofobia:
Miedo a la sangre o a las heridas. Las personas que la padecen suelen sentir
mareos, náuseas, desmayos o taquicardias al ver sangre o al tener que hacerse
una prueba de sangre.
Hidrofobia:
Temor al agua o a ahogarse. Las personas que la padecen suelen evitar bañarse,
nadar o estar cerca de fuentes de agua. Puede estar relacionada con traumas
infantiles, experiencias de ahogamiento, mordidas de canes con rabia o falta de
confianza.
Nictofobia:
Temor a la oscuridad o a lo que pueda haber en ella. Suele afectar más a los
niños que a los adultos y puede tener su origen en una experiencia traumática o
en una visión distorsionada de la realidad.
Ofidiofobia:
Miedo a las serpientes. Es una de las fobias más extendidas y puede deberse a
factores genéticos, culturales, lógicos o ambientales.
Patofobia:
Miedo a las enfermedades o a contraer alguna infección. Las personas que la
sufren suelen tener un comportamiento obsesivo-compulsivo con la higiene, limpieza
y la prevención o automedicación.
Tanatofobia:
Miedo a la muerte o a morir. Es una fobia muy común y puede estar relacionada
con el miedo al dolor, al sufrimiento, a lo desconocido o a la pérdida de seres
queridos. Las personas que la padecen suelen tener pensamientos obsesivos sobre
la muerte, ansiedad, depresión o dificultades para disfrutar de la vida.
Tripofobia:
Temor o rechazo a los patrones geométricos formados por figuras repetitivas y
agujeros pequeños. Aunque no se considera una fobia oficial, muchas personas
afirman sentirse incómodas, asqueadas o angustiadas al ver imágenes de este
tipo. Algunos ejemplos son los panales de abejas, las semillas de loto o las
burbujas.
Zoofobia:
Miedo a los animales en general o a algún animal en particular. Puede ser
causada por experiencias negativas con animales, por influencia familiar o
social o por desconocimiento. Algunas de las zoofobias más específicas son la cinofobia
(miedo a los perros), ailurofobia (miedo a los gatos), musofobia
(miedo a los ratones) o la apifobia (miedo a las abejas o
avispas).