La ligirofobia o fonofobia es
el miedo irracional a los sonidos fuertes o agudos de carácter
repentino, como explosiones, cohetes, gritos y otros ruidos similares. Es
un trastorno de ansiedad específico relacionado con la percepción de sonidos
estridentes o su anticipación.
Tipos de ligirofobia
Globos inflados:
Algunas personas no pueden soportar que explote un globo e incluso pueden
sentirse incapaces de permanecer en el mismo espacio que el objeto.
Cohetes, petardos, tumbarranchos,
traki-trakis, cohetones, espanta suegras, tronadores, cebollitas, silbadores,
etc.: El miedo irracional hacia los juegos artificiales
(pirotecnia) puede manifestarse en situaciones en las que otras personas los
tiran, al escucharlos desde lejos o incluso al pensar que uno podría caerles
encima.
Show de fuegos artificiales, incluso
en televisión o video: Las personas con ligirofobia
también pueden sentir miedo hacia estos objetos o eventos; no es algo que les
agrade, simplemente se les hace difícil controlarlo.
Síntomas de la ligirofobia
Ansiedad intensa:
Experimentan altos niveles de tensión, temor y descontrol ante el ruido fuerte
o su anticipación.
Evitación activa:
Evitan sin cesar el ruido fuerte con miedo y ansiedad inmediata, incluso
ofuscándose sin querer o basándose en excusas con varios temas que nada tienen que ver a la situación (miedo a reconocer o dar a conocer su problema).
Desproporción:
El miedo o ansiedad ante el ruido es desproporcionado a la situación y contexto
sociocultural, impactando negativamente en el entorno que es incapaz de
entender lo que esa persona está padeciendo. Esta enfermedad es ya común, pero estadísticamente
baja en proporción al número poblacional.
Persistencia:
Tratan de evitar persistentemente situaciones con ruidos fuertes, lo que
termina convirtiéndose en un sesgo social que les aparta de las personas que le
aprecian y del sector laboral.
Malestar significativo:
El miedo irracional a los ruidos fuertes causa pesar incidente o deterioro en
otras áreas de la vida. Ha sido
considerado causal de divorcio, ya documentado.
La
ligirofobia no es atribuible a otro trastorno mental.
El papel de los padres en
la forma en que éstos manejan los miedos infantiles puede afectar su
persistencia. Si los padres sobreprotegen al niño ante los ruidos fuertes,
el problema puede mantenerse hasta la edad adulta y cimentarse en su
subconsciente, además de sus reflejos que pueden ser bastante erráticos y
objeto de burlas.
Cómo se combate a esta fobia
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC):
La TCC se enfoca en cambiar los patrones de pensamiento que causan ansiedad y
miedo. A través de la exposición gradual al estímulo temido (como sonidos
fuertes) y la elaboración cognitiva, se busca reducir la respuesta de ansiedad.
Medicación:
Los antidepresivos o ansiolíticos pueden ayudar a manejar los síntomas de la
ligirofobia. Ello dependerá de la decisión del profesional en salud mental
que le atienda, ya que será quien determinará si la medicación es adecuada para
su caso y cuál en específico.
Hipnosis Clínica:
En algunos casos, la hipnosis puede ser útil para abordar los miedos
irracionales. Podría llegar a dominar o asimilar a los ruidos fuertes como hace
el común denominador.
Técnicas de Relajación e
Imaginación: Aprenderlas puede ayudarte a manejar la
ansiedad relacionada con los sonidos fuertes y tener una preparación
situacional que te ayude a responder con eficacia y no dejarte sorprender ni
dominar por aquello a lo que otrora, temías por padecer.
Exposición en Vivo:
Aquí se necesita apoyo profesional y de gente que verdaderamente te quiera y se
comprometa a ayudarte para que gradualmente puedas enfrentarte a los sonidos
fuertes y así desensibilizarte, lo que paulatinamente irá reduciendo tus
niveles de stress y la intensidad del miedo.
Recuerda
que cada persona es diferente y lo que funciona para uno puede no ser igualmente
efectivo para otro.
Si
experimentas ligirofobia, considera buscar ayuda profesional (psicólogos,
psiquiatras, terapeutas certificados por universidades) para encontrar el
enfoque de tratamiento más adecuado para ti.
Procura
recordar que el miedo se convierte en un poder, cuando lo dominas; los ruidos
pueden poner en alerta, pero no dominarte, ya que una reacción imprevista puede
desatar situaciones desagradables o altamente negativas, según el lugar y el
contexto.