El camino a la santidad: El proceso de canonización de la Iglesia Católica
La Iglesia católica, a través
de la Congregación para las Causas de los Santos, supervisa un riguroso
proceso para proclamar a una persona como santa. Este camino, que se extiende a
lo largo de cuatro etapas, busca identificar a individuos que vivieron las
virtudes cristianas de manera ejemplar, sirviendo como modelos de fe para los
creyentes. Si bien el proceso comienza a nivel diocesano, la aprobación final para
llegar a ser santo recae en El Vaticano, donde el Papa tiene la última
palabra. 
Paso 1: De candidato a "Siervo de Dios"
El viaje hacia la santidad
comienza al menos cinco años después del fallecimiento de la persona, aunque
este plazo puede acortarse por dispensa papal. Es crucial que la reputación de
santidad del individuo sea constante y extendida. Una vez que se cumplen estos
requisitos, el Obispo diocesano y el Postulador de la Causa
solicitan formalmente al Vaticano el inicio del proceso de beatificación.
Esta primera etapa consta de
tres momentos clave:
1.  El
obispo y el postulador presentan un informe detallado sobre la vida y virtudes
del difunto.
2.  La
Congregación para las Causas de los Santos examina el informe y emite el Decreto
"Nihil obstat", que significa "nada impide" el inicio
de la causa. Este es el visto bueno oficial del Vaticano.
3.  Una
vez obtenido este decreto, el obispo diocesano proclama al candidato como "Siervo
de Dios", marcando el inicio formal de la investigación.
Paso 2: De "Siervo de Dios" a "Venerable"
En esta fase, la Iglesia busca
confirmar que el Siervo de Dios practicó las virtudes cristianas de manera
"heroica". Este es un período de profunda investigación y análisis,
que incluye varios pasos:
1.  Investigación
diocesana: Una comisión jurídica, designada por el obispo, recoge
testimonios de personas que conocieron al Siervo de Dios. Su función es
recopilar información, no emitir juicios.
2.  Revisión
de escritos: Una comisión de teólogos analiza todos los
escritos del Siervo de Dios para asegurar que su doctrina es ortodoxa.
3.  Creación
de la "Positio": Un relator de la Congregación para las
Causas de los Santos compila toda la información (testimonios, escritos, vida y
virtudes) en un documento conocido como la "Positio". Este es
el corazón del proceso.
4.  Debate
y aprobación: El documento es discutido por una comisión de
teólogos consultores, seguida de una sesión solemne de cardenales y obispos de
la Congregación.
5.  Decreto
de heroicidad de virtudes: Si la "Positio" es aprobada, el
Papa promulga un decreto que reconoce las virtudes heroicas del Siervo de Dios,
otorgándole el título de "Venerable".
Paso 3: De "Venerable" a "Beato"
La beatificación, o el paso a
"Beato", es una de las etapas más importantes y tangibles del
proceso. Para que un Venerable sea beatificado, se requiere que se haya
producido un milagro atribuido a su intercesión. Este evento
extraordinario debe ser probado a través de una rigurosa investigación
canónica, que incluye la participación de expertos médicos y teólogos.
Los momentos clave de esta
fase son:
1.  Presentación
del milagro: El postulador de la causa presenta un
"presunto" milagro, generalmente una curación inexplicable, a la
Congregación para las Causas de los Santos.
2.  Investigación
diocesana del milagro: El milagro es investigado en la diócesis
donde ocurrió. Se recogen testimonios de quienes fueron testigos del evento.
3.  Análisis
científico: El caso es examinado por la Consulta Médica
de la Congregación, un grupo de cinco médicos que deben certificar que el hecho
no tiene explicación científica.
4.  Análisis
teológico: El Congreso de Teólogos de la Congregación estudia
la conexión entre la curación y la intercesión del Venerable.
5.  Veredicto
final: Los cardenales y obispos de la Congregación dan su
veredicto final sobre el milagro.
6.  Decreto
de beatificación y ceremonia: Si el veredicto es positivo,
el Papa aprueba el decreto de beatificación y fija la fecha de la ceremonia
litúrgica.
El título de "Beato"
es un reconocimiento oficial del Papa, que concede a los fieles el permiso de
venerar públicamente al individuo. La veneración, sin embargo, suele ser local
o limitada a una orden religiosa específica.
Paso 4: De "Beato" a "Santo"
La etapa final, conocida como
canonización, eleva al Beato a la veneración universal. Para que esto ocurra,
se requiere la aprobación de un segundo milagro, el cual debe haber
ocurrido después de la beatificación. El proceso de examen de este segundo
milagro es idéntico al del primero.
Esta fase culmina con la
solemne declaración del Papa, que consta de los siguientes momentos:
1.  Aprobación
del segundo milagro: La Congregación para las Causas de los Santos
examina y aprueba el segundo milagro.
2.  Decreto
de canonización: El Papa aprueba el decreto de canonización,
reconociendo que la persona está, con toda certeza, con Dios.
3.  Consistorio
ordinario público: El Santo Padre convoca a todos los cardenales
para informarles sobre los resultados y anunciar la fecha de la canonización.
4.  Ceremonia
de canonización: La ceremonia es presidida por el Papa,
generalmente en la Plaza de San Pedro. Durante este solemne acto, el nombre del
nuevo santo es inscrito en la lista de los santos de la Iglesia, y se le asigna
un día de fiesta para su veneración en todo el mundo.
La canonización es un acto
definitivo y universal, que obliga a todos los católicos a creer que el nuevo
santo es digno de culto y un intercesor ante Dios. El proceso, aunque largo y
meticuloso por los varios temas a analizar, asegura que sólo aquellos cuya vida
fue un faro de fe y virtud sean elevados a los altares.

 
 
 
 
 
Comentarios
Publicar un comentario